LOS ZAPATOS AJENOS
Un día un hombre muy acaudalado fue a bolearse los zapatos.
El bolero que lo atiende, esmerándose pule con gran maestría el fino calzado, mientras el acaudalado ríe con la sección financiera. Lustrados los zapatos, muy sonriente el bolero extiende la mano. El acaudalado molesto con el resultado, escupe la mano del bolero y se aleja riendo, llevándose el periódico. Justo en la esquina un asesino encañona al acaudalado. El hombre acaudalado saca su billetera, pero el asesino la arroja y arrodilándolo le explica que lo qeu quiere quitarle es la vida. La billetera es recogida por el bolero y viendo lo que ocurre asesta un fuerte golpe con su cajón de bolear al distraído asesino. El acaudalado muy agradecido le ofrece todo su dinero al bolero, pero este quitándose los zapatos raidos le pide al acaudalado que como verdadero pago por favor se ponga sus zapatos |